HELENA, Montana – Reconociendo el poder del voto indígena, los senadores Hillary Clinton y Barack Obama están cortejando a las comunidades indígenas de maneras sin precedentes. Durante varias visitas a Montana y otros estados clave con una gran población indígena, se comprometieron a defender los derechos consagrados en los tratados, aumentar la financiación para la educación y la atención médica, y nombrar a personas indígenas para puestos de alto nivel en la Casa Blanca. Asimismo, elaboraron documentos de política indígena (disponibles en sus sitios web) que detallan sus compromisos con los pueblos indígenas de Estados Unidos.
La Nación Crow adoptó a Obama como miembro de la tribu, y el presidente Carl Venne le pidió públicamente que adoptara la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas . La Declaración, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de septiembre de 2007, contiene 46 artículos que incluyen los derechos de los pueblos indígenas al autogobierno, la cultura, la identidad, las lenguas, las creencias espirituales, las medicinas tradicionales, las ceremonias, el empleo, la salud y la educación.
La Declaración representó un hito importante para nuestro equipo jurídico, algunos de cuyos miembros trabajaron en su elaboración durante 30 años. Los únicos cuatro países que votaron en contra fueron Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, naciones con las mayores poblaciones indígenas y territorios. Actualmente trabajamos para implementar la Declaración y así contribuir a la protección de los derechos de más de 370 millones de personas indígenas en todo el mundo.
Algunos de los artículos más importantes de la Declaración incluyen el derecho:
- estar libre de discriminación;
- a no ser expulsados por la fuerza de nuestras patrias;
- controlar el desarrollo y los recursos en nuestras tierras y territorios;
- no ser sometidos a la asimilación forzada ni a la destrucción de nuestras culturas;
- para practicar nuestras creencias espirituales y proteger nuestros lugares sagrados;
- para controlar nuestros sistemas educativos y enseñar nuestros propios idiomas; y
- para obtener reparación, incluyendo compensación, por las tierras y territorios que nos han sido arrebatados sin nuestro consentimiento libre, previo e informado.
Los derechos recogidos en la Declaración constituyen las normas mínimas de trato para los pueblos indígenas del mundo, a fin de garantizar la supervivencia, la dignidad y el bienestar de nuestras comunidades.
Si bien no se considera vinculante, la Declaración tiene una considerable fuerza jurídica y moral, y ya se utiliza para proteger los derechos territoriales de los pueblos indígenas. La adopción de la Declaración constituye el primer paso hacia el desarrollo de un derecho internacional vinculante que proteja los derechos indígenas.
La Declaración ayudará a informar a jueces, abogados, legisladores y funcionarios gubernamentales de que los derechos de las naciones indígenas y los pueblos originarios deben ser respetados en todo el mundo.