
Septiembre de 2016
La Junta Ejecutiva del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acordó actualizar su política de los pueblos indígenas, después de que una investigación encontró que el banco lo violó y otras políticas operativas cuando aprobó una inversión en el Proyecto de viento renovables de Mareña. El proyecto, programado para el desarrollo del istmo de Tehuantepec en Oaxaca, México, debía ser el parque eólico más grande de América Latina. Pero extrajo una intensa oposición de las comunidades indígenas que temían que el parque eólico interfiriera con sus tradiciones culturales, incluida la limitación del acceso a sus sitios sagrados y dañando a la pesquería, lo que proporciona su principal fuente de alimentos e ingresos.
El Centro de Recursos de la Derecho de la India ayudó a siete comunidades indígenas a asegurar un examen de la decisión de financiamiento por el mecanismo independiente de consulta e investigación (MICI) del BID. El MICI concluyó su investigación y, en un informe publicado recientemente, confirmó que el BID no alcanzó sus obligaciones, particularmente con respecto a la transparencia, la consulta y los planes de análisis y mitigación para los impactos sociales del proyecto.
"Me alegra ver que Mici superó los límites de su mandato al promover las lecciones aprendidas de la investigación para buscar mejoras en las operaciones actuales y futuras del banco", dice Leonardo A. Crippa, un abogado senior de ILRC que representa a las comunidades en su queja. Además de actualizar la política de los pueblos indígenas, el MICI sugirió que el banco creara pautas para navegar en situaciones de conflictos ambientales o sociales significativos.
La Junta Directiva Ejecutiva del BID respaldó por completo todas las recomendaciones e instruyó a la gerencia bancaria para preparar un plan de trabajo para su implementación.
CRIPPA anticipa que los cambios operativos inspirados en este caso serán de gran alcance debido a los recientes cambios estructurales en el banco: la creación de la Corporación de Inversión Interamericana (IIC), que ahora maneja los préstamos del sector privado, mientras que el BID retiene la supervisión sobre las inversiones del sector público. El MICI procesa las quejas tanto contra el BID e IIC, y ambos se dedicaron a los procedimientos de la investigación de Mareña.
Al aprobar el informe de MICI, los directores reconocieron que para que el banco trabaje de manera más efectiva, debe garantizar que el "marco institucional y regulatorio de proyectos que involucran a las comunidades indígenas se basan en las mejores prácticas internacionales". El BID adoptó su política de los pueblos indígenas en 2006. Desde entonces, tanto las Naciones Unidas como la Organización de los Estados Americanos han adoptado declaraciones sobre los derechos de los pueblos indígenas.
"No hace falta decir", dice Crippa, "La política de los pueblos indígenas del banco no cumple con los estándares legales establecidos por las declaraciones." Agregó que debido a su enfoque regional, la declaración estadounidense de OAS sobre los derechos de los pueblos indígenas tiene particular relevancia para el BIDE. "También ha llegado el momento de que el banco actualice sus políticas operativas de una década con un enfoque en los problemas sociales, especialmente los problemas indígenas".